Tandil: la escapada por unos días
Tandil ofrece una particularidad. Quizá, sin ser conscientes del todo, sea esa la razón que la vuelve un destino tan atractivo.
¿Cuál sería?
En el último tiempo, posible signo de la época, vivimos con la fantasía del aislamiento. Es decir, la posibilidad (concreta o no) de poder alejarnos de todo el ruido, bullicio, las malas ondas y todo aquello que genere malestar.
Largo todo y me voy a vivir al sur (o pongo una cervecería artesanal).
Sea por motivos laborales (la fantasía adquiere la forma de un emprendimiento personal) o por motivos de intolerancia hacia el otro (la fantasía es que en otro lugar todas las personas serán mejores), el aislamiento siempre está ahí como una posibilidad latente, pero no por eso, menos engañosa.
Tandil es ahí un hermoso punto intermedio, un equilibrio entre esos extremos que van del bancarse todo como si se tuviese el control del mundo, al de recluirse en el medio de la nada. Uno de los mayores atractivos turísticos que ofrece Tandil es el del escape, la escapada de unos días al frenesí de la rutina. Ya sea en feriados (fines de semana largo), días de semana o, incluso, en vacaciones.
Abrazar esa posibilidad, la inteligencia de contar con un destino donde se puede jugar la fantasía del aislamiento. Sierras, parques naturales, caminatas extensas en por senderos perdidos, actividades de aventura, paisajes naturales para estar en soledad, paseos, todas opciones para aminorar el ritmo y volver a conectar con las cuestiones más cercanas.
Dale, viajá por unos días. Va a ser mejor que tomar la exagerada decisión de irte a vivir a otro país. Y después, volvés a tu mundo, ell que igualmente (en el fondo) te gusta estar.
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